Era una noche de inverno.
Tú me arropabas el sueño con poemas.
Tus pensamientos.
Siento no poder verlos desde mi cama.
Día tras día pienso que deberías ser mi almohada.
Susurrarte que hay cosas mejores, que no todo se convierte en llama.
Que la vida al final se mide en palabras y que yo te hablo de perdernos y no encontrar nunca nada.
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